París la ilusiona: Swami Mostalac aspira a ser olímpica
La atleta es la única mexicana con opción a clasificarse a las justas en el break dance.
Swami Mostalac Rizzitello es la única mexicana con posibilidades de clasificarse al break dance de los próximos Juegos Olímpicos de París 2024. Tiene 18 años y su transición a atleta de alto rendimiento ha sido una aventura que asimiló gracias a la inspiración de una leyenda del deporte nacional: María del Pilar Roldán.
Hace poco conocí a la primera mujer que le dio una medalla olímpica a México, un segundo lugar en esgrima (en 1968), a María del Pilar Roldán. Cuando la conocí, la piel se me hizo chinita”, evoca con entusiasmo la originaria de Playa del Carmen. “Quiero que un día, una deportista que esté iniciando, me vea como yo a esa mujer, fuerte y con esos logros”.
¿Cómo comprender la adherencia de competir por los mejores resultados con una danza que se rige por el hip hop y su esencia de denuncia social? Son cuestionamientos que Swami se hizo tras confirmarse el break dance como disciplina olímpica en 2020, parte de la estrategia del Comité Olímpico Internacional (COI) para llegar a los más jóvenes.
Es un sueño olímpico en el que hay dos tipos de procesos: primero, cuando esto era cultura y arte, no me concentraba tanto en fisioterapia y el coaching mental.
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Ahora ya veo mucha competencia, el breaking es un baile y muchos lo representan como una batalla, hemos pasado de la motivación a la disciplina. Por ejemplo, en China han estado preparados con becas desde hace mucho, están muy avanzados”.
SUEÑO COMPARTIDO
Otra inspiración de la breaker es su madre, la extenista italiana Valentina Rizzitello, quien alguna vez soñó con unos Juegos Olímpicos y posteriormente se quedó a vivir en México.
Mi mamá estuvo cerca del sueño olímpico. Pero ella no es la típica que se frustra, ella me sacó adelante con los viajes para ir a competir, a través de mí cumple su sueño. A estas alturas ya sabemos lo que es dividir el papel de mamá y manager”, presume.
Pero el construirse como artista y atleta ha costado una serie de sacrificios.
Como perdí, gané. Fue duro llevar el estudio y el deporte, pero mi mamá y yo hicimos un contrato en el que me comprometí a darle duro al break. Cambié varias veces de escuela, sacrifiqué tiempo con amigos y mi familia, me he perdido de ver crecer a mi hermanita, y la vida normal de preparatoria, porque a los 16 años empecé a viajar. Aprendí más en los viajes que en mi zona de confort”, concluye optimista de cara al último clasificatorio a París 2024.