Museo Frida Kahlo, un lugar que lo fue todo

Museo Frida Kahlo, un lugar que lo fue todo

Una exposición reúne 200 objetos que evocan lo que significó la Casa Azul para la famosa pintora mexicana

Las boletas de calificaciones de primaria y preparatoria de la pintora Frida Kahlo (1907-1954) y sus notas de mala conducta; el microscopio que le regaló su padre, el arquitecto y fotógrafo Guillermo Kahlo, quien la incitó a explorar la vida y le compartió el hábito de la lectura; dibujos de él intervenidos por ella y algunos de los libros de la biblioteca de 2 mil 700 ejemplares que integraron juntos.

Pero también el cuaderno con las notas de su primera lección de náhuatl y sus partituras de guitarra; bocetos de la famosa artista, estampitas, libretas, óleos, carboncillos, diamantina, pinturas Vinci; los corsés y aparatos que la ayudaron a recobrar su postura tras el accidente que sufrió a los 18 años, su historia clínica.

Así como los artículos que se publicaron en 1958, cuando la casa se convirtió en museo; el libro que los primeros visitantes firmaron; las cartas ficticias que ya fallecida le dirigió Carlos Pellicer, el primer museógrafo, contándole cómo había transformado su hogar; algunas fotos inéditas de la modificación de los espacios o el obituario que le dedicaron sus compañeros de preparatoria.

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Más de 200 objetos que echan luz sobre el significado que esta casona ubicada en Coyoacán tenía para Kahlo integran la exposición Un lugar lleno de lugares: la Casa Azul, que se abre hoy y estará en exhibición hasta el 14 de enero, como una de las actividades que festejan el 65 aniversario del Museo Frida Kahlo, que cumplirá el 30 de julio.

Esta mansión, donde nació y murió la autora de 150 obras, que habitó 36 de sus 47 años de vida, fue su hogar, su estudio, su taller, su lugar de recuperación, el espacio que compartió con su esposo, Diego Rivera, su refugio y donde ahora se resguarda su legado y su memoria.

Coinciden en lo anterior Perla Labarthe y Xochiquetzal González, directora y curadora del museo, quienes ayer realizaron un recorrido por las cinco salas que abarca la exposición. “Frida encontró aquí familia, amigos, refugio, un sitio para el aprendizaje y la resiliencia, un espacio creativo, muros para manifestar su ideología y construir su identidad”, señalaron.

Labarthe explicó que “es un proyecto expositivo en el que compartimos parte de las colecciones que el museo tiene con un discurso curatorial y una narrativa diferentes, que nos permite dar una relectura a las colecciones que, de manera permanente, se exhiben en la casa. Hay unos objetos que compartimos por primera vez, y otros que hace mucho tiempo no se veían”.

González comentó, por su parte, que “la muestra tiene como referencia algunas de las inquietudes que han manifestado los visitantes. Vimos las dudas que surgían al recorrer esos espacios y quisimos irlas resolviendo o reflexionando sobre ellas”.

Indicó que Un lugar lleno de lugares se divide en siete núcleos temáticos que evocan los significados de este espacio: La casa como museo, La casa como hogar, La casa como ventana al mundo, La casa como refugio, La casa como declaración ideológica, La casa como punto de encuentro y El Museo como memoria viva.

Agregó que el apartado La casa como declaración ideológica reúne los objetos arqueológicos, los enseres domésticos y el arte tradicional con los que Kahlo llenó la Casa Azul, que revelan su personalidad y los inmortaliza en algunas de sus obras.

La curadora añadió que uno de los documentos más antiguos que se exhibe es un dibujo o croquis del plano de la casa, una interpretación que Frida hizo del uso que tenía cada una de las habitaciones, el patio, los baños y los estudios de su padre y de Diego Rivera.

También encontrarán el proceso de reflexión que da vida a la obra Las dos Fridas’ escrito en su diario. Dice que, al principio, fue una amiga imaginaria y luego surgió la idea de la dualidad; describe cómo evoluciona esa idea y cómo descubre, finalmente, que sólo se tiene a sí misma siempre”, concluye.

Podemos entenderla a través de su obra, conocerla a través de su diario, del que se verán algunas reproducciones, y sus cartas; y también a través de la mirada de otros”, añadió.

Según datos de la institución, el Museo Frida Kahlo recibe al año en promedio a 750 mil visitantes.

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