Juan Cárdenas derriba mitos del relato colonial
El autor colombiano apuesta por combatir las narraciones prefabricadas que han impuesto su visión en torno al pasado
Ahora mismo, alentados por las narrativas contemporáneas que vemos en la academia, en las artes y en la literatura, hay una visión muy maniquea de cómo funcionaron los procesos de colonización y de mezcolanza tan impresionante que se dieron en América”, dice a Excélsior el escritor Juan Cárdenas (Popayán, Colombia, 1978), quien publica Peregrino transparente, su más reciente libro.
Esta novela, explica el también autor de El diablo de las provincias y Los estratos, busca combatir los relatos prefabricados que han impuesto su visión en torno al proceso de la Colonia y, a su vez, rinde homenaje al escritor Manuel Ancízar y a su libro La peregrinación de Alpha, escrito a mediados del siglo XIX y definido como un “clásico olvidado de la literatura latinoamericana”.
Hay una narrativa maniquea y esquemática de cómo funciona esto, con buenos y malos. Por un lado, el indio y el esclavizado siempre son buenos, mientras el europeo es el malvado colonizador, pero esto es una caricatura que se vuelve una especie de sainete, donde cada quien juega un rol como en esos melodramas o zarzuelas costumbristas, y yo me opongo radicalmente a eso”, asevera.
Esto llevó a Cárdenas a crear un relato lleno de dudas y suspicacias en torno a la fabricación de imágenes en aquel momento.
A mí me interesa el papel del arte y de la ciencia en la construcción de todos esos imaginarios, abriendo la posibilidad de que podamos pensar cómo hoy seguimos determinados por la manera en que se fabricaron dichas imágenes en ese momento tan decisivo de la historia de América y del mundo”, explica.
En Peregrino transparente el personaje central es Henry Price, un pintor inglés que formó parte de una de las expediciones de la Comisión Corográfica —conocido proyecto científico, integrado por pintores, botánicos y escritores, impulsado en el virreinato de la Nueva Granada (hoy Colombia), al estilo de Alexander von Humboldt— y que intentó plasmar descripciones y cuadros hechos con acuarelas para crear el relato de la incipiente nación.
Sin embargo, Price se obsesiona y se enfrenta a las ‘pinturas populares’ de Pandiguando, un artista indígena querido y venerado que conecta con el espíritu y el alma de los lugareños.
Toda la aventura científica de Von Humboldt tuvo una influencia intelectual a nivel global, en especial en los países de América Latina, cuya influencia se extendió no sólo a las ciencias o a las posibles explotaciones económicas, comerciales e industriales, sino también al arte y a la producción de imágenes”, asevera.
¿Qué nos demuestra Price en este relato?, se le pregunta a Cárdenas.
Me interesa mostrar cómo a ese pintor inglés en realidad no lo podemos ver como un agente colonizador a secas. El tipo duda todo el tiempo de su lugar y muestra su vulnerabilidad, su apertura y su condición de sujeto quebrado; y lo mismo sucede con Pandiguando y con los demás actores del libro, porque hay pocos personajes que se pueden ver como meros agentes colonizadores; quizá Codazzi, pero incluso él es una figura compleja”.
¿Por qué apuesta en este libro por el concepto de literalidad? “El problema es que no vemos la literalidad, que es lo que se revela contra los relatos prefabricados. La literalidad es lo que te permite la rebelión interna para leer de otra manera; y lo que pasa con lo originario, lo indígena, lo auténtico y los discursos de la ancestralidad… todo eso me parece un discurso de teología barata. Toda esa idea de lo americano y de lo primitivo como algo más originario, más real o auténtico, me parece inventado por curas.
A mí lo que me interesa es ver la posibilidad de salir de esas lecturas prefabricadas de lo americano, salirnos de ese cuento de la ancestralidad y de las lecturas que fácilmente atribuyen un significado supuestamente chamánico y emplumado a cualquier manifestación que puede producir una persona indígena, negra o latinoamericana”, asevera.
¿Fue insuficiente el revisionismo realizado durante los 500 años de la llegada de los españoles? “Hay una auténtica guerra de relatos y en eso también valoro mucho el trabajo de arqueólogos, historiadores y antropólogos serios, y ahí me quedo con la necesidad de la rigurosidad académica y científica para asumir esas cosas de la manera más seria posible”.
Autodefinido como un aficionado del siglo XIX latinoamericano, Cárdenas se interesa en textos, imágenes, caricaturas y la producción intelectual, los debates, la imaginación geográfica y todas las concepciones que se crean sobre la naturaleza americana. “Diría que mi libro es una orquídea parásita que crece en el tronco del libro de Ancízar”, concluye.
CLAMA DEFENDER LA LIBERTAD
El escritor indobritánico Salman Rushdie hizo ayer un llamado a defender incondicionalmente la libertad de expresión, porque, sin ésta, el mundo de los libros no existiría.
Así lo expresó luego de recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, uno de los galardones literarios más importantes de Alemania, dotado con 25 mil euros (cerca de 500 mil pesos).
Vivimos una época que no creí que me tocaría vivir, un momento en el que la libertad —especialmente de expresión, sin la cual el mundo de los libros no existiría— está siendo atacada por todos lados por voces reaccionarias, autoritarias, populistas, demagógicas, poco educadas, narcisistas y desatentas”, advirtió.
¿Cómo lograrlo?, se cuestionó el autor de Hijos de la medianoche, Los versos satánicos y Quijote.
Debemos seguir haciendo, con nuevo vigor, lo que siempre hemos tenido que hacer: contrarrestar el mal discurso con un discurso mejor, contrarrestar las falsas narrativas con otras mejores, responder al odio con amor y no perder la esperanza de que la verdad pueda prevalecer, incluso en una era de mentiras”, expresó al final de la Feria del Libro de Fráncfort.